A veces es necesario estar mal para llegar a tomar la
decisión de estar bien. Verse vapuleada por las circunstancias y tomar
conciencia de ello puede ser el detonante o el revulsivo que nos hace extraer
de nosotros ese poquito de coraje que nos falta para dar la palmada, para
producir el cambio, para tomar la decisión
de estar bien.
Creo que la
clave está en el día que decides “¡hasta aquí hemos llegado!” y das una palmada
en la mesa, aunque sea mentalmente.
La decisión de estar bien es el motor, gracias a ella
todo se pone en marcha, y si no la pierdes de vista, casi sin darte cuenta vas
creando a tu alrededor la vida que concuerda con esa decisión, porque todo
aquello que no cuadra bien con ese planteamiento te chirría al hora de elegir, y entonces lo dejas fuera.
Todo lo que sobresale del marco de “estar bien” se recorta.
A ver si me planteo todo cómo bien dices y hasta aqui hemos llegado,.. besitos bego
ResponderEliminarCuando te lo pida el cuerpo (Siempre estamos a tiempo)
ResponderEliminarun abrazo
Ese el momento en el que tus decisiones se vuelven acciones.
ResponderEliminarCierto, Melci Asto. Gracias por el apunte.
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