No es fácil detectar estos programas, porque forman parte de lo que creemos que somos nosotros mismos, y nos parecen verdades indiscutibles, pero es posible hacerlo, no solo detectarlos sino también actualizarlos si lo merecen o simplemente desecharlos cuando no es así.
Esta es la idea principal de la Programación Neurolingüística, (y de ahí viene su nombre): funcionamos a menudo de modo automático, siguiendo unos programas establecidos que no solemos cuestionar, a pesar de que en algunos casos sean perjudiciales para nosotros. Estos programas, que están íntimamente ligados al lenguaje, se instalan en gran medida en los primeros años de nuestra vida, aunque también vamos adquiriendo otros durante todo el transcurso de ésta.
Aquí os dejo un ejemplo
Una cliente se
juzgaba con dureza por no desenvolverse bien en ciertas reuniones de
trabajo, sintiéndose cohibida y no exponiendo abiertamente su
parecer, lo cual perjudicaba sus intereses y el buen desarrollo de su
trabajo. Examinamos juntas qué podía estar ocurriendo, y
descubrimos que esto no ocurría siempre sino que era en presencia de
los compañeros más veteranos cuando ella no se sentía libre para
defender sus argumentos.
Esto nos llevó a
evidenciar que de alguna manera aún seguía vigente un programa que
había sido importante en su niñez, y era la máxima: “los niños
callan cuando los mayores están hablando”.
El respeto por los
mayores es algo loable, y puede ser funcional para toda la vida,
pero estaba siendo aplicado en un contexto equivocado. El tomar
conciencia de cómo estaba interfiriendo ese programa en su
desarrollo profesional le permitió actualizarlo ahora desde la
perspectiva de un adulto, dándose permiso para intervenir en dichas
reuniones desde el mismo nivel que el resto de participantes.
#PNL
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