Percibimos todo a través de nuestros
filtros personales, como unas gafas que colorean la realidad en
función de cómo estemos en cada momento. Ese velo tiene que ver
solo con cómo procesamos lo que nos encontramos en la vida, y no con
la realidad existente.
Se puede aprender a mirar desde otras
perspectivas y darse cuenta de que muchas veces la causa de nuestro
malestar está en la forma de mirar más que en lo que miramos. En la
actitud con la escuchamos más que en lo que suena, en la forma en
que nos enfrentamos más que en lo que hay frente a nosotros.
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