Cuando en tu cabeza se libra un
batalla, o arrecia una tormenta, puedes escapar de ahí por unos
instantes, como si salieras de una habitación muy ruidosa, y al
cerrar la puerta por fuera, todo el estruendo enmudeciera, y pudieras
comprobar que todavía existe el sol en el cielo, y que la tormenta
estaba solo ahí dentro.
Salir de esa habitación puede ser tan
sencillo como respirar. Respirar y observar cómo es tu respiración,
cómo es de rápida o de lenta, cómo es de alta, ¿en las clavículas
o en el vientre? ¿cómo es el aire que entra y cómo el que sale? ¿fresco, cálido?, ¿cómo es la sensación cuando atraviesa tu
nariz? ¿por cuál de tus fosas nasales dirías que entra más aire?
Cuando vuelvas a entreabrir la puerta
de la habitación, comprobarás cómo la tormenta ya está amainando,
y cada vez que vuelvas a salir a respirar, verás que se va calmando
más y más.
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https://www.controldelestres.es/2018/02/22/auto-relajacion-consciente-4-abril/
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